
La convivencia no es fácil, cada uno es de su padre y de su madre. Si a eso le sumamos vivir en régimen de propiedad horizontal (vamos, en un bloque de pisos), pues qué te vamos a contar; si, además, resulta que hay vecinos que no respetan las normas mínimas de convivencia (escritas o no), la cosa se convierte en un martirio pero es que, si, para más inri, hay vecinos que no atienden los pagos de la Comunidad de Propietarios, ya es “para morirse”, porque aunque no entre dinero, los recibos y facturas vienen y se tienen que pagar.

